Hace una semana cayó en mis manos la traducción mexicana de la Magia del orden, de Marie
Kondo. Según me han contado, la española no es muy buena, que digamos. Lo metí
en el libro electrónico y me dispuse a leerla. Si eres valiente, léela en inglés.
El libro se lee rápido y no se hace nada pesado. Mientras lo
leía tenía que refrenar el impulso de coger una bolsa de basura y liarme a
tirar cosas. A pesar de mis purgas, todavía tengo bastantes trastos y podrían
salir perfectamente diez bolsas de basura de 50 litros llenas.
Mientras tanto, estoy digiriendo el contenido del libro, que
se aposente como un guiso y luego haré una relectura.
Es un método muy extremo e incluso autoritario
Funciona genial para gente que prefiere limpiar todo el piso
de una y pegarse una megalimpieza para decir: “está limpio”. Sin embargo, no se
contempla que haya puntos intermedios como el tirar una cosa cada día. Puedo
deducir que funciona muy bien con el impulso inicial de vamos a hacer limpieza
a la de ya. Sin embargo, para gente más constante puede funcionar eso de
deshacerse de una cosa cada día.
El problema es que hay gente que no tiene ese tiempo ni esa
soledad. Muchas veces no es posible encerrarse en casa durante un par de días a
tirar trastos. Hay obligaciones personales, familiares…
La sociedad japonesa está
muy jerarquizada y eso se puede entrever bastante en la forma en que
M.K. se dirige a sus lectores. Da por supuesto que su método es que funciona
para todos y el que hay que aplicar, punto pelota.
Limpiar a solas
Es algo muy importante. Mientras se siente virtuoso por
emprender la dura batalla contra el desorden y la acumulación, lo que menos se
necesita es un Pepito Grillo preguntando: “¿Realmente vas a tirar/regalar/ eso?
Si sirve/funciona/está en buen estado”.
Quédate con lo que te dé alegría
Me encanta ese enfoque y me le quedo. Es un error conservar
objetos por culpabilidad, nos hacen sentir mal y ocupan un espacio precioso en
casa. Es la excusa perfecta para deshacerse de los regalos del ex, ese horrible
jarrón o la chaqueta que nos quita el color de la cara. La autora parte del
principio de que en casa uno debe ser feliz y relajarse.
No necesitas organizadores
Habiendo purgando muchas posesiones, no es necesario gastar
dinero en ellos. Muy bien, Marie. Muchas veces los organizadores sirven para esconder el desorden. Palabra de una desordenada en rehabilitación.
Muy oriental
Las casas japonesas son muy pequeñas y, como es lógico, no
caben demasiadas cosas. Para ella los
objetos tienen alma, por lo que es necesario agradecerle los servicios
prestados y que descansen bien. Al desechar algo, da las gracias por la
enseñanza recibida, aunque sea darse cuenta de que este corte de pantalón no va
bien a mi forma del cuerpo. En el fondo es una forma de expresar gratitud, que da bienestar. En un principio me chocó, pero luego entendí la lógica.
Tocar las cosas para sentirlas
Ese punto lo obvio, muchas veces no es necesario tocar todos
y cada uno de los objetos. Muchas veces la vista es suficiente para saber si un
objeto te da alegría o no.
¿El medio ambiente?
Habla de bolsas de basura, pero no he visto ninguna mención
específica al reciclaje. Lo releeré para comprobarlo.
La ropa
No sé qué clima hará en Japón para usar la misma ropa todo
el año. Aquí, en la
Comunidad de Madrid, es imposible me pueda poner un vestidito
de tirantes para ir a un centro comercial o estar por casa en febrero, salvo
que esté deseando cazar una pulmonía. Tampoco uso manga larga cuando hace 37º
en la sombra. Eso de tener toda la ropa de temporada no me gusta, aunque haya
prendas que estén en el guardarropa todo el año como bailarinas o chaquetitas
de punto.
Lo bueno de comparar métodos es que uno puede coger un poco
de aquí, otro de allí… Esto no es un tema de elegir bandos, para eso está el
fútbol y la política. Cuando esté sola aprovecharé para hacer limpieza de
armario quedándome con lo que me encante. Utilizamos el 20% de la ropa un 80%
del tiempo. Mientras tanto, puedo ir deshaciéndome de una cosa cada día para
evitar acumulación.