Han pasado varios meses desde el comienzo del año, ¿qué tal
van esos objetivos?
Muchas veces he cometido el siguiente error: decir un
objetivo sin decidir cómo conseguirlo. Es como decir que quieres ir en coche a
una ciudad pero no miras antes en el mapa cómo llegar a ella.
Además, en muchos casos, queremos el objetivo ya y abarcarlo
todo. ¿Pero cómo se come un elefante? Muy sencillo, bocado a bocado. Luego es
cuestión de gustos si lo queremos a la brasa, en salsa o con patatas fritas.
Dejando aparte los paquidermos y los guisos, cuanto a más
largo plazo está el objetivo, más difuso se termina haciendo el camino. Está
claro que de lejos no se ve igual el camino.
Metas
Pocas y definidas, por favor. Yo misma me he hecho un montón
de metas abstractas como ser más feliz o gastar menos. El enfoque que más me ha
ayudado ha sido “este mes quiero ahorrar X euros”. “Me quiero sacar el nivel A1
del DELF”
Hoy voy a…
Si queremos llegar a los objetivos, hemos de incluirlos en
la agenda. Hoy voy a estudiar una hora de inglés, hoy voy a ir al gimnasio, hoy
controlaré lo que gasto… Esto nos hace estar más comprometidos y encontrar un
hueco. Eso sí, hemos de mirar la agenda.
No procastinar ni autosabotear
Empezar hoy, una trampa muy común es empiezo el lunes la
dieta… No, mejor el próximo lunes… Cuando queremos darnos cuenta, han pasado 52
semanas esperando empezar la dichosa dieta. Lo mismo con el gimnasio o las
clases de inglés.
Dosifiquemos las fuerzas
Es una barbaridad una dieta estricta si el día anterior nos
hemos puesto a pasteles. No podemos correr diez kilómetros si hace meses que no
hacemos deporte. Puede que al principio nos encontremos con muchas ganas, pero
¿luego? Un corredor de fondo no pega el sprint al salir de la meta.
No nos mortifiquemos si nos equivocamos.
De los errores se aprenden y a veces es necesario convocar
el gabinete de crisis. Tampoco es el fin del mundo. Si no tropezamos, no nos
damos cuenta de que estamos equivocados.
Creo que los que más me ha costado aprender han sido las dos últimas, pero últimamente he mejorado respecto a eso: le doy tiempo a las cosas, a los cambios, soy más gradual y más calmado. De igual manera, ya no me culpo ni me mortifico cuando hay un error o algo no sale como lo esperado. Ambas actitudes problemáticas aún afloran a veces, pero muchísimo menos que antes
ResponderEliminarMuchas gracias por tu experiencia. Me gusta bastante que no te culpes ni te mortifiques si algo sale mal. Uno pruede aprender sin necesidad de autoflagelarse.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminar: )
P.D. ¡Ánimo con el DELF!
Gracias, es genial estudiar algo porque te guste.
EliminarMuy buenos consejos a seguir. Sobre todo metas definidas y pocas, que muchas veces nos envalentonamos, y empezamos a decir todo lo que queremos hacer, y al final no hacemos nada.
ResponderEliminarUn beso Nuria.