El primer lugar donde decidí atacar el caos fue mi ropero.
La ropa estaba amontonada y no cabía un alfiler. Por las noches, a pesar de
tener el armario lleno de ropa no encontraba qué ponerme y siempre iba con lo
mismo. Necesitaba comprar X prenda para ponerme con los pantalones Y porque el
jersey Z le va fatal y no combina.
El armario me daba una sensación de caos y abarrotamiento
que echaba para atrás. Si mi ropero, que es lo más íntimo que tengo, estaba
así, ¿cómo serían las demás áreas de mi vida?
Un día en que, preferiblemente, estemos solos y tengamos
tiempo es el momento de abrir el armario. También aconsejan que sea en los
cambios de estación para purgar la ropa de la temporada que ha terminado, en
abril o mayo para la ropa de invierno y en septiembre u octubre para la de
verano.
Para preparar la operación Armario Ordenado iremos armados
con cajas o bolsas, una bayeta, mucha determinación y nada de piedad. ¡Esto es
la guerra!
Vacía el armario y pon todo su contenido sobre la cama. ¿De
qué color era el fondo? Ya que estamos, aprovecharemos para pasar el trapo que
habíamos traído, y así quitar el polvo que pueda haber (incluso llega hasta
ahí, lo comprobé). ¿Cuánto hace que no lo veías así?
Se prepararán varios montones: lo seguiré usando, tirar,
donar/regalar, dudoso.
Mirar una por una las prendas y preguntar:
-¿Me vale? Si es de mi talla, me está ancho, estrecho o
corto.
-¿Me siento bien con esta prenda cuando me la pongo?
-¿Está en buen estado?
-¿Me la he puesto en el último año?
Si la respuesta es sí, doblarlo o colgarlo y colocarlo en el
armario.
En caso de que la respuesta sea no a cualquier pregunta,
según el estado, poner en el montón de donar o tirar.
Hay casos de prendas “pegajosas” que sobreviven a las
limpiezas de armario porque nos cuesta deshacernos de ellas. Cuando las vemos
pensamos: me costó mucho dinero, me lo regaló mi hermana, lo traje de Londres.
Vuelven al armario y ahí siguen, languideciendo en una percha. Para los casos dudosos, guardar en la caja
prevista para esto, que se cerrará y se pondrá una fecha en seis meses. Si en
seis meses no se ha echado en falta, se puede tirar sin abrir o donarla. La
ropa para tirar o donar se pone en la caja o bolsa prevista para eso y se lleva
al contenedor, a caridad o donde mejor considere uno.
Respiremos al ver el armario bien ordenado y espacioso. Ahora
toca el reto de mantenerlo así.
Eso para mí es todo un reto porque puedo pasar dos años sin ponerme un jersey y que luego se convierta en mi preferido y llevarlo casi a diario el próximo invierno.
ResponderEliminarSin embargo siempre procuro deshacerme de lo que está estropeado o lo que hace muchas temporadas que no me pongo o que nunca acabó de gustarme.
Al menos he conseguido dejar de comprar compulsivamente y casi plantearme la filosofía de uno entra uno sale.
¡Feliz semana!
Gracias por tu comentario, Cuca.
EliminarA mí me ha pasado eso de no usar un jersey, luego descubrirlo y llevarlo, aunque no es lo usual.
Dejar de comprar compulsivamente es algo necesario para tener nuestros guardarropa, vida y cuenta bancaria en orden.
Mi intención en que en mi ropero sólo haya ropa que me encante.